La increíble caravana que organizó L-gante para llevar a su hija a casa

Este miércoles a las 11 de la mañana, L-Gante salió de su casa y lo esperaba una alfombra roja y una limusina. No porque se haya convertido repentinamente en Charly García, sino porque estaba a punto de vivir un suceso importante en su vida: Jamaica, su primera hija, recibió el alta médica después de haber nacido en la madrugada del pasado lunes.

En la noche del martes y a sabiendas del alta, el cantante convocó a una caravana para ir a buscar a su hija al Hospital de Luján, partiendo desde su hogar en General Rodríguez. Y el anuncio surtió efecto, porque desde temprano había gente esperándolo para acompañarlo. Así lo reflejó el propio L-Gante a través de un intermitente Instagram Live, en el que iba soltando sus impresiones en el recorrido, junto con una sonrisa imborrable.

Adentro de la limusina, sonaba cumbia y se destacaban tanto unas faroleras luces de neón como la compañía inefable de sus amigos más cercanos, su manager y las abuelas de Jamaica, Claudia -mamá de L-Gante- y Nelly, madre de Tamara Báez, novia del cantante.

“Jamaica, estoy yendo. Aguante Argentina, aguante el barrio”, repetía Elián Ángel Valenzuela, mientras saludaba a las motos y los autos que iban a los costados de la limo. “Dale Jamaica, que te estamos yendo a buscar, bebé”, se arengaba el artista.

Al llegar al hospital público de Luján, al artista lo esperaba una multitud y el móvil de Crónica HD, quien reflejó el momento. Unos minutos después, L-Gante apareció junto a Tamara y tomó a la pequeña Jamaica -enteramente vestida de blanco, coronada con un gorrito- para elevarla por sobre su cabeza, al estilo “El Rey León”. El momento fue festejado por una gran ovación por los presentes, quienes pretendían acompañar al artista y también sacarse una foto con él.

“Llegó Jamaica a Rodríguez… ¡dale turro!”, gritaba Elián al pasar por la entrada de su pueblo. “Dale que llegó Jamaica al barrio”, repetía con la voz gastada de tanto gritar y arengando a los bocinazos dedicados tanto a él como a su familia. En la puerta de su casa lo esperaba mucha más gente de la que lo despidió, todos queriendo recibir el afecto de su ídolo.