El insólito motivo de Matías Ale para justificar sus infidelidades
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Durante un clásico que actualmente conduce Mariano Iúdica, se preguntaban «¿Cuál es el modus operandi de un infiel?» y todas las miradas fueron hacia el actor y conductor Matías Alé. Fue en la emisión de ayer de «Polémica en el Bar», el programa que ahora sale al aire en las transnoches de América TV donde tocaron este tema que el panel no dejó pasar.
«¿Puedo defenderme? Lo que yo tengo no es culpa mía», decía Alé mientras Iúdica le hacía chistes sobre su conocida relación con las mujeres y donde mencionó incluso a su ex Graciela Alfano. «No es un problema que yo quiera ser infiel, es un tema hereditario», contó él y Ximena Capristo quería pararlo en seco: «No, basta con eso», pedía la actriz.
Esperá que lo desarrolle y lo redondeo. Yo tengo un gen. Que esto lo digo posta, lo pueden buscar, lo pueden googlear», explicaba Matías pero Mariano seguía con el mismo tono bromista: «Que te gusta co-gen», le dijo aprovechando el nuevo horario del ciclo. Pero el artista siguió insistiendo con su postura: «Se llama Alelo 334, es el gen de la infidelidad».
A modo de broma, Matías contaba que el nombre de este gen era similar a Cabildo 2114, la famosa joyería. Luego, Kate Rodríguez le consultó cómo sabía que lo tenía: «Porque me hice un estudio», sentenció. «¿Qué estudio, boludo?», preguntó el conductor quien más tarde se escandalizó al escuchar que él y Kate habían cenado en una ocasión para conocerse pero que «no prosperó».
Sin embargo, cada vez hay más estudios que sostienen que las infidelidades se deben a la genética. Dicho en otras palabras, un padre infiel seguramente dará, por genética, a un hijo infiel. O eso, al menos, dicen los estudios. Distintos trabajos han ido avalando la naturalidad de esta tendencia por desear a otra mujer, hasta el punto de concluir que apenas un 5% de los animales son monógamos, el 3 % en el caso de los mamíferos. Para nuestra especie de momento aún no hay estadísticas concluyentes, aunque el creciente uso de pruebas genéticas está demostrando que uno de cada 15 padres podría estar criando los hijos de otro hombre.