Los rugbiers asesinos de Fernando Baez Sosa se quejan del calor y tienen miedo del Covid

Los ocho rugbiers acusados del asesinato de Fernando Báez Sosa se encuentran detenidos desde marzo de 2020 en el Pabellón 3 de la Alcaidía de la localidad platense de Melchor Romero.

Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli y Ayrton Viollaz se encuentran distribuidos en cuatro celdas contiguas con capacidad de dos cada una a la espera del juicio que comenzara a principios de 2023.

“Al igual que el resto de los detenidos reciben visitas una vez por semana, así como la recepción de mercadería, también proporcionada por sus familiares. La misma consiste en artículos personales”, se especificó oficialmente.

Al igual que el resto de los reclusos, cuentan con algún momento de recreación en el patio, aunque deben permanecer cerca de 21 horas en sus celdas. “Tienen celulares y pueden comunicarse con sus seres queridos a través de ellos”, informaron.

Circuló en los últimos días la versión de que todo el grupo o al menos una gran parte había contraído el COVID-19, desencadenado por un brote del virus en la Alcaidía que despertó una incógnita: saber quiénes de los ochos estaban contagiados.

En cuanto a la convivencia, expresaron una nueva queja en relación a las altas temperaturas que acontecieron durante la semana pasada y la imposibilidad de refrescarse y combatir el calor.

Las condiciones de encierro son un tema recurrente para los ocho rugbiers. En noviembre pasado, los jóvenes presentaron un escrito para que se revea su situación en la Alcaidía N°3. Ante el pedido, la directora del establecimiento le solicitó a la Justicia que sean trasladados. Hasta ahora, el requerimiento no tuvo avances.

“Padecen peores condiciones que cualquier detenido. En este momento de temperaturas altas, el cemento se calienta y es un horno. A la mayoría, para contener a la población carcelaria, se les permite tener un televisor o una heladera. Ellos no tienen nada de eso. Se les aplica el reglamento a raja tabla. Nadie quiere perder con ellos”, explicaron autoridades del lugar de detención.

“Tienen el mismo régimen que los demás internos, pero más ajustado porque el personal del servicio debe cuidar que nada les pase o les saquen fotos desde adentro”, sostuvieron desde su círculo íntimo.

“Están en una cárcel de tránsito. Las condiciones son de tránsito: no tienen trabajo ni posibilidades de lectura”, agregan, y le suman el miedo a represalias de los otros detenidos. “El temor no cesará nunca, después de definirlos como ‘cobardes y asesinos’, entre otras cosas”, concluyeron.