Su nombre es Kevin y vende caramelos para poder ir la universidad
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Su nombre es Kevin Martínez y cursa el quinto año de la carrera de Fisioterapia en la Universidad Politécnica y Artística del Paraguay. El debió inscribirse en una universidad privada ya que en Paraguay la educación pública es muy limitada, y no todos pueden acceder a ella por sus limitaciones geográficas o de cantidad de vacantes.
La dura infancia que vivió Kevin no lo detuvo en su objetivo de estudiar:
“Me crié con mi tío y mi abuelo porque mi mamá estaba en Argentina y mi papá en Ciudad del Este. Él nunca se responsabilizó por mí”, expresó el joven en una entrevista a un medio paraguayo.
De lunes a viernes, Kevin se levanta a las 05:00 de la madrugada para ir al Mercado Central y adquirir, a precio mayorista, las golosinas que venderá durante el día en el transporte público para continuar pagando sus estudios y dentro de muy poco poder recibirse. Además de vender golosinas, también ha comercializado diferentes productos como galletitas, bebidas frescas y frutas.
Con 27 años recién cumplidos, Kevin se dedicó a la venta ambulante desde los 13 años. Kevin agrega que un tiempo atrás también se dedicó a limpiar los parabrisas de los autos que paran en los semáforos de la ciudad.
“Lo que sea, menos robar. Ya tengo un terreno que estoy pagando para el futuro. Mi sueño es tener un consultorio y ayudar a la gente”, sostuvo el muchacho.
Sobre por qué eligió la carrera de fisioterapia, Kevin argumentó:
“Elegí la carrera de Fisioterapia porque siempre me gustó el doctorado, para lo que tenés que tener tiempo y plata. Yo no tengo ni lo uno ni lo otro. Tengo dinerito, pero con el sacrificio del día a día”
Además de su trabajo como vendedor ambulante, Kevin se unió hace 2 años al equipo de bomberos voluntarios de la ciudad. “Lo que estoy estudiando me ayudó muchas veces con los accidentados. Una vez a un vendedor de bingo le atropelló un automovilista. Hace un mes le estoy haciendo la rehabilitación y ya empezó a caminar. No le cobro nada”, expresó el joven.